La música es un juego que me permite expresar mis sentimientos

Riki Rivera

“La música es un juego que me permite expresar mis sentimientos”

Probablemente Riki Rivera no lo sepa, pero hablar con él es, sin duda, una gozada para cualquier periodista. Habla sin tapujos, con arte, gracia y, sobre todo, pasión. Derrocha titulares. Sabe comunicar y expresarse, y eso es algo que se agradece. Porque, al poco de arrancar una conversación en la sobremesa, este artista, compositor y guitarrista que ganó un Goya en 2015, te suelta que la guitarra es, más que un instrumento, “una prolongación de mi cuerpo”. No contento con eso, este hombre que ha colaborado y trabajado con músicos de reconocido prestigio internacional, sigue viendo la música como aquel niño natural del céntrico barrio gaditano de La Viña, que vio como a los nueve años llegaba a su casa la primera guitarra: “Para mí la música siempre será un juego en el que se puede transmitir lo que se siente en ese momento”. La entrevista por tanto prometía. Y les aseguro que no defraudó.

Su vinculación con Antonio Fernández comienza con un amigo común. David DeMaría fue el encargado de que nuestro protagonista y Fernández se vieran por primera vez hace más de siete años en La Latina.  “Recuerdo que almorzamos los tres y que el trato con David era especial, pero si te soy sincero no sabía quién era realmente”. Unos días más tarde, tras un almuerzo en la Sierra madrileña, la charla fue aún más profunda delante de una pantalla en casa de Antonio, donde Real Madrid y Atlético de Madrid se batían el cobre en un disputado derbi madrileño: “Aluciné con su historia, de dónde viene” explica Riki. “Encuentro similitudes entre ambos porque tenemos raíces en el flamenco”, comenta. Además, la esencia de “usar el esfuerzo como forma de vida” es algo patente si echamos un vistazo a la trayectoria de Antonio y Riki Rivera.

Gaditano en el exilio, uno de sus últimos bombazos musicales tiene relación con su patria. ‘Cuando salga de esta casa’ pronto tocó la fibra de todos aquellos nacidos en la provincia más meridional de la península y que se han visto obligados a soportar esta cuarentena lejos de la Tacita de Plata: “Cádiz siempre está ahí aunque uno esté fuera. Me encargaron el cierre de un programa especial en Onda Cádiz durante el confinamiento y un día me levanté inspirado y compuse un tema que se disparó en cuanto lo subí a las redes sociales”.

Esa ha sido una de las joyas del confinamiento de este artesano de los acordes, del ritmo, la armonía que mezcla a las mil maravillas con la guasa y la ironía propias de un carnaval que fue su cuna. Sin embargo, al principio lo pasó mal: “Al principio, en marzo, como muchos otros del sector nos bloqueamos un poco, pero tengo la suerte de conocerme bien y saber que necesitaba estímulos para superarlo. Desde entonces, no he parado de cumplir con diferentes encargos y, si te soy sincero, realmente apenas me he enterado de este trance”. Todo ello en parte gracias a haber “participado en mil historias y habernos creado tanto mi pareja como yo una especie de toldo impermeable por el que no dejábamos pasar los malos augurios y las paranoias”, sentencia.

Haciendo un repaso a su trayectoria, también es contundente: “Siempre soñé con esto y vivo en una familia de artistas: mi hermana canta y mi cuñado es David Palomar; incluso dejé de estudiar cuando, poco después de tocar en grupos flamencos, me llevaron nueve o diez días a Madrid para recaudar fondos con el Rastrillo Nuevo Futuro”, recuerda. “Pasé más de una semana en el Hotel Embajador en pleno mes de noviembre y aquella rutina trabajando en algo que me apasionaba me hizo darme cuenta de que quería vivir de la música”.

Fue el punto de inflexión. La guitarra le ha hecho, según confirma, “dar dos veces la vuelta al mundo”, tener contactos y transmitir emociones. Y, además, ser partícipe de éxitos varios como el hit ‘La Cintura’ de Álvaro Soler, reconocido internacionalmente: “En cuanto escuché el tema supe que iba a ser ‘un pepino’ y Álvaro quería que me encargase de las guitarras de la libertad. El resultado habla por sí solo”.

Sin embargo, Riki guarda un especial cariño a ‘Solo el tiempo’, de Pasión Vega. Rivera compuso ese tema, que fue arreglado por el maestro Horacio Icasto, con apenas 22 años: “Nunca olvidaré cuando, en un concierto, una pareja madura se acercó a mí para decirme que no podían creerse que una canción así fuera escrita por una persona tan joven”. Le compararon, en definitiva, con un maestro del sector.

Un ‘maestro’ que actualmente se muestra encantado e ilusionado con diferentes proyectos cinematográficos haciéndose cargo de la banda sonora. Ahora espera que ‘Operación Camarón’ tenga tantísimo éxito como en su momento gozó ‘Ocho Apellidos Vascos’, en la que participó gracias a David DeMaría, que convenció al compositor Fernando Velázquez para que Riki también participase en el tema ‘No te vayas jamás’.

Y a pesar de que logró el Goya a la mejor canción original en 2015 con el tema ‘Niño sin miedo’ interpretado por India Martínez, Rivera siente que “aunque he hecho cosas, estoy a mitad de un camino largo y extenso”. Por ello, muestra su ilusión por nuevas metas, nuevos estímulos. Y se siente bien compartiendo su música con la gente de una manera directa y sin filtros a través de sus canales en las redes sociales.

Música totalmente libre, tal y como se siente él cuando pasea por la orilla de La Caleta, en el corazón del barrio que le vio crecer.

JM Gallardo

Riki Rivera

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.