Cuando voy a los colegios, son los padres los que me piden fotos

Felipe Delgadillo

“Cuando voy a los colegios, son los padres los que me piden fotos”

Permítanme contarles una breve historia. Soy un andaluz enamorado de su tierra que por motivos laborales ya no puede vivir entre ese bendito territorio existente entre el Estrecho de Gibraltar al Sur y el Valle de los Pedroches al Norte y entre el límite de El Granado en Huelva al Oeste y el de Pulpí en Almería al Este. Es por ello por lo que a menudo pienso en mi infancia, en esa época en la que mi mayor preocupación era haberme olvidado de hacer los deberes del cuadernillo de inglés por quedarte hasta las tantas pegando pelotazos en el parque.

Qué nostalgia cuando mi madre me obligaba detener mi impulso infantil para reponer fuerzas. Allí mi Cola Cao (o Nesquik, no quiero guerras) me miraba fijamente esperando a que degustara mi bocadillo o mi pastel de chocolate. Pero había algo que ralentizaba el proceso. La tele. Un grupo de adolescentes se encargaban de amenizar las tardes de los niños andaluces en la cadena pública de la Comunidad Autónoma con el mayor porcentaje de arte, talento y desparpajo por metro cuadrado.

Si eres un chaval nacido en los años 90 en el Sur de España, La Banda te sonará. Mucho. Probablemente hayas crecido con las voces de Javi, María o Tutti…y Felipe Delgadillo Fontao. Por ello, hablar durante 26 minutos por teléfono con este último ha sido tan especial para mí.

Habla rápido. Tiene una voz peculiar (“mucha gente la conoce”) y soy incapaz de quitarme la cabeza a ese adolescente que me acompañaba en mi merienda a través de la pantalla. Asegura tener todavía “cara de niño” a pesar de que su DNI le recuerda que ha cumplido 35 años. Curiosamente 18 de ellos los ha pasado en “la casa” a la que accedió dos años después de llegar a Andalucía. Porque, ironías de la vida, uno de los presentadores más populares de la Radio Televisión Andaluza no nació en la región de la bandera blanca y verde.

“¡Nací en Bruselas!”, comenta mientras se ríe, porque “mis abuelos paternos tuvieron que emigrar con motivo de la Guerra Civil y dejar atrás su vida en Algeciras”, argumenta. “Mis padres se conocieron allí en Bélgica porque la comunidad española en el país estaba muy unida y eso provocó que yo naciera fuera pero tenga raíces gaditanas y gallegas”, explica.

Con 14 años, Felipe, que destacaba jugando en las categorías inferiores del histórico RWD Molenbeek, cogió las maletas para llegar a Sevilla: “Probablemente si no me hubieran elegido en la tele hubiera seguido en el fútbol”. ¿Motivo? “Era pequeñito y habilidoso y allí en Bélgica no se dieron cuenta de que ese juego podría ser la llave del éxito hasta que no vieron a Iniesta y Hazard (risas)”. El caso fue que el joven jugador abandonó el país centroeuropeo con la mochila cargada de ilusión deportiva. “Hice las pruebas en el Sevilla y seguí jugando en el Espartinas, hasta que vi el anuncio en el periódico que me cambio la vida”.

Se busca presentador joven, divertido y con desparpajo para trabajar delante de las cámaras. Algo así. Cortita y al pie. Felipe llamó. Felipe se presentó en los estudios de Canal Sur. Y Felipe fue seleccionado: “Yo al principio no tenía ni idea de donde me metía, pensaba en trabajar los fines de semana pero me sorprendió que me dijeran que iba a estar diariamente ocho horas currando…¡con 16 años!”.

No todo fue un camino de rosas: “Imagínate la responsabilidad que fue para nosotros un programa educativo en una televisión pública…¡Tuve que terminar el Bachillerato en horario vespertino!”, recuerda. Aquella época fue la de máximo esplendor de un programa que marcó a varias generaciones: “Por aquel entonces me llamaba bastante gente y un día fue Antonio Fernández el que contactó conmigo para que estuviera presente en el cumpleaños de su hija”, declara un Felipe que muestra su admiración por la familia del jerezano.

“Antonio estaba en aquel Sevilla que empezó a ganar y nos vimos en el Pizjuán para contarme el regalo que le quería hacer a su hija. Yo acepté encantado y la forma en la que me trataron en su casa en Jerez me marcó. Desde entonces nos hemos visto mucho. En El Puerto de Santa María y en Madrid sobre todo. Además, he participado en el programa ‘Mucho Más Que Fútbol’, una experiencia inolvidable junto a Miguel Ángel De las Cuevas y Pichu Cuéllar”, comenta.

Según Felipe, Antonio es una persona “transparente, que va de frente, y con el que solo me enfado cuando nos llevamos un tiempo sin hablar (risas)”. Buenos amigos. Precisamente es la misma relación que mantiene con el resto de presentadores de La Banda: “Nos vemos muy poco porque cada uno está inmerso en su trabajo y sus proyectos”, se lamenta.

El presentador nacido en Bélgica se considera “el buque insignia” de un programa que sigue en antena, si bien los nuevos tiempos y la televisión por cable han provocado que los datos de audiencia hayan bajado significativamente: “No podemos competir con los canales temáticos como Disney Channel o Boing y tampoco con la inmediatez y la libertad para elegir de las webs y el YouTube, pero aun así, Canal Sur mantiene en parrilla un producto muy digno y que cumple con la vocación de servicio público”.

Lo cuenta un Felipe que ha cumplido los 18 años delante de las cámaras y (casi) siempre dedicándose a los niños: “Son mi pasión y, aunque he tenido alguna que otra experiencia detrás de las cámaras, me divierto cada día haciendo lo que hago y educando de esta manera a los niños andaluces”. En este sentido también escribió una novela juvenil (Makunga, 2013) en la que mezcla a una protagonista joven, andaluza, y la Historia de una tierra que conoce bastante bien gracias a la licenciatura que cursó.

¿Y el confinamiento? “Bien, impresionantemente bien. Terminé un espacio para hacer deporte en casa justo la semana antes del estado de alarma y he conseguido teletrabajar de una manera óptima mientras disfruto con mis niñas de uno y cinco años”.

En conclusión, Felipe se considera un tipo con suerte: “¡He vivido experiencias únicas y, a día de hoy, todavía hay gente de tu generación que me para por la calle o me pide fotos cuando voy a los colegios a pasar el día con sus hijos!”, explica al tiempo que se enorgullece cuando sentencia que “mi hija ya sabe quién es su padre y es algo que me alegra muchísimo”. Al mismo tiempo, deja claro que “lo único que le pido al futuro es que mis niñas, cuando pase el tiempo, me digan que he sido un buen padre”.

Miro la pantalla de mi móvil. Ha pasado casi media hora desde que marqué su número y la conversación transcurre de forma fluida, con expresiones coloquiales. Le explico que ha sido un placer y él se despide cariñosamente. Cuando cuelgo, miro a la izquierda de mi cuaderno de notas. Hay un vaso de leche y un plato con migas de galletas que había devorado antes de la entrevista mientras veía la tele. Sonrío.

Durante media hora volví a ser un niño.

JM Gallardo

Felipe en La Banda de Canal Sur

 

 

 

 

 

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